Más de trescientos jóvenes abarrotan un auditorio de la facultad de química de la UNAM. No hay un sólo asiento libre; chicos sentados en las escaleras, parados en los pasillos, asomados por las puertas. Están allí porque quieren. Nadie los ha obligado. No les van a subir ni un punto en ninguna materia. Y escuchan atentos, ríen, participan. De pronto, sucede algo sorprendente. Estos chicos que son compañeros universitarios, que se encuentran a diario en las aulas y en los pasillos de la facultad, que están sentados allí desde hace más de 40 minutos, se miran unos a otros; se miran de verdad por primera vez. Se reconocen. Se hacen conscientes de que en esta época hiperconectada estamos más solos que nunca. Algo acaba de ocurrir: es tremendo y es a la vez esperanzador.
En el escenario, David Pastor Vico Vico @granvico generosamente les ha dado un martillazo de realidad que los sacude y los mueve.
Cuando les digo que mi trabajo me ha regalado páginas maravillosas y encuentros afortunados, me refiero a historias como ésta.
Háganse un regalo y busquen este maravilloso libro de un gigante (en toda la extensión de la palabra) de la filosofía. Nos urge, créanme que nos urge empezar a confiar.
Háganse un regalo y busquen este maravilloso libro de un gigante (en toda la extensión de la palabra) de la filosofía. Nos urge, créanme que nos urge empezar a confiar.
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