Hay quien colecciona
antigüedades, chácharas, libros, zapatos, trucos de magia, libretas, imanes, corchos, caracoles marinos, gatos, rompecabezas, ases bajo la manga. Hay quien colecciona cirugías y cicatrices.
Yo colecciono
historias. Tengo de todos tamaños, de muchos estilos. Las exhibo en la vitrina
de cedro que está en el salón. Algunas son tristes, unas más bien aburridas,
otras llenas de pasión. Hay de aventuras, otras de viajes y de lugares exóticos. Unas cuantas de misterio. Varias disparatadas. Historias de chamanes. Historias de sabios.
Historias de locos.Y sólo una de amor: es una historia cortita, sencilla,
simple.
Yo solía coleccionar llaveros que me regalaban, libros que me gustaban y juguetes que me hacían recordar lo feliz que fui de niño, solo que en el caminar de la vida se me fueron estimando esos pequeños recordatorios materiales (los llaveros desqparecieron, los libros no fueron devueltos y los juguetes fueron regalados). Desde entonces solo colecciono instantes vividos que comparto fugazmente en TW (como el beso masticado de dos apasionados jóvenes).
ResponderEliminarTambién coleccionaré este instante en el que me recorde coleccionista al leerte.
Excelente blog 🙂