Estaba yo sentada en
este banco.
No pude recordar lo que esperaba.
Noté en mi regazo telarañas. Debía de estar
aquí desde hace días, quién sabe si semanas.
Sentía de mis pies crecer raíces, hundiéndose
profundas en la tierra. Segura estaba yo que no era árbol, que mis brazos no eran ramas, y que savia no encerraban.
En el pecho un tenue movimiento. Cerré los
ojos: me vi por dentro. La sangre fluía lenta por mis venas. Los pulmones
apenas se expandían. Un flaco soplo sostenía el hilo de mi vida.
Los árboles tiraban ya sus hojas. Perdí la
primavera y el verano.
Traté de recordar lo
que esperaba.
¿Una cita?
¿Un retorno?
¿La llegada de un extraño?
No pude recordar lo que esperaba.
(Me fui)
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