Fui territorio de conquista,
caleidoscopio de mil batallas,
engranaje perfecto de sus dedos,
manantial y catarata y aguas mansas.
Fui territorio expugnado,
sus caricias prepararon la asonada,
y sus labios el asedio de mi alma,
y fui viento y brisa suave y marejada.
Avasallada por la fuerza de su lanza,
horadada por el filo de su lengua,
su saliva que quemaba como brasa,
y la urgencia de sus manos que tocaban,
combate cuerpo a cuerpo, algaradas.
Fui territorio de conquista
y fui grito y fui silencio y luego nada.
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